El Valle
Parte I
[columns-container]
[two-fifths-first]

Jaume Vaquer Sánchez
[/two-fifths-first]
[three-fifths]
El cielo se oscureció el 2 de Marzo de 2018.
Después de eso, todo cambió.
Día tras día, todos y cada uno de los avances de la raza humana, acumulados durante más de 400.000 años, fueron desapareciendo lentamente como trenes que se adentran en la niebla para no volver jamás.
John desconocía esa fecha, él nació más tarde en un mundo ya en descomposición.[/three-fifths]
[/columns-container]
Día 1
La mañana se despertó tranquila.
Algunas nieblas bajaban por las colinas del valle como airosas dudas que se van deslizando por las lomas todavía sombrías.
Como de costumbre, orinó junto al árbol más cercano, y como de costumbre también, posó su mano sobre la corteza árida antes de volver a entrar en la casa.
Reavivó un poco el fuego con un tronco mediano, tenía muy claras las dimensiones de los leños a utilizar en cada hora del día para usarlos en cada menester.
Hirvió agua y la dejó enfriando para poder beberla más tarde, mientras bebía algo de la que quedaba de la noche anterior.
Después se quedó absorto observando las nieblas bajando por las colinas lentamente.
Al rato, despertó, y tomando consciencia de sí mismo y del tiempo, empezó con las rutinas diarias.
Cogió el abrigo y la sierra, y saliendo por la puerta, cogió la carretilla para cargar leña.
Ascendió por la colina mientras observaba su aliento salir y difuminarse por el frío, hasta el árbol caído del que llevaba ya algunos días troceando sus partes como leña.
Después de llevar la madera a casa, descendió hasta el riachuelo, y pasó revista al huerto.
De las pocas plantas que podían subsistir con la tenue luz solar apaciguada por las nubes permanentes, él cultivaba sólo algunas, y a menudo tenía que desechar cosechas enteras, suponía, por la escasez de luz.
Recordaba cómo su madre le contaba de pequeño cómo crecían y vivían las plantas cuando brillaba el Sol, y los cielos eran de un azul intenso.
A las patatas, les faltaban todavía algunos días, pero las cebollas y los ajos pronto estarían listos para ser recolectados.
Introdujo el dedo índice en la tierra, y viéndola un poco seca, abrió el pequeño dique que hicieron con su padre mucho tiempo atrás.
El agua corrió inundando primero la zona de tomates, tapados con un plástico sucio, y después pasó a la zona de los tubérculos.
Acto seguido, volvió a cerrar el dique.
Sus días pasaban de igual forma uno tras otro, pero él no tenía sensación de monotonía: jamás había vivido otra cosa.
No se planteaba grandes dudas, y la vida iba transcurriendo como lo hacía el río y lo hacían las nieblas: valle abajo con imperturbable constancia.
El interior de la cabaña era modesto. Para una persona que hubiera vivido en el mundo anterior, hubiera parecido precario, pero él tenía la suerte de haber valorado su entorno sólo a través de las palabras y los ojos de sus padres.
Ellos, las únicas personas que había conocido jamás, hacía ya tiempo que habían muerto. Yacían bajo tierra no muy lejos de la casa.
Murieron uno tras otro, con no muchos días de diferencia.
Su padre, el último en morir, decía en sus últimos días que le era imposible vivir sin su compañera…
Su madre, maestra de profesión, le había enseñado a leer y a contar. Lo hizo con unos libros gastados en los que decía que fueron impresos en el año 2014.
Los conservaba todavía, y a menudo los hojeaba, más para recordarla a ella que para recordar su contenido.
Por la tarde oscurecía rápido, y antes de reavivar el fuego, hizo una revisión rápida de las trampas más cercanas. Nada había en ellas para esa noche. El menú sería el de costumbre: un guiso de patatas y garbanzos.
Cuando la tenue luz filtrada por las nubes dejaba paso a la oscuridad más absoluta, parecía que el río cercano era más ruidoso, y poco más se oía durante las horas nocturnas.
Se distraía leyendo libros, preparando herramientas…
Se durmió observando el fuego crepitar, como incontables noches de su todavía joven existencia, y pensó, justo antes de dormirse, cómo le hubiera gustado ir al día siguiente a revisar las trampas con su padre y con su madre.