Seamos claros
Viajar solo no siempre es fácil, pero sin duda tiene sus recompensas
Después de este artículo, se que viajarás solo o sola. Nos vamos de viaje, ¡y nos vamos solos!
Mis experiencias viajando solo
No considero que sean muchas ni pocas.
He viajado solo a Estados Unidos, Alemania, Francia, Filipinas, India, Tailandia… y en camino están Myanmar, Cambodja, Laos, Vietnam… Hablando con otros viajeros (que me he encontrando viajando solo, claro está…), a veces me parece que no es nada, y en otros casos me siento como un guía con otras personas que no han viajado tanto. Eso va con las vidas y las edades de cada uno, ¡y todos viajamos cuanto podemos! ¿O no?

VIAJANDO SOLO
— Descubres cosas sobre ti mismo, y de los demás, rincones que te sorprenden y en los que eres libre de quedarte más tiempo del planeado, vives experiencias que no vivirías estando acompañado.
¿De qué te hablaré hoy aquí? Pues de mi visión de esta forma de viajar: sus pros y contras, sus experiencias inigualables, consejos para que no te pasen (o te pasen) cosas que me pasaron a mí… todo basado en mis experiencias por algunos países Occidentales, y por otros Orientales (los más apasionantes, dicho sea de paso).
Si te empiezas a aburrir con tanto texto, puedes ver las fotos y ya está! Si no es tu caso, y te gusta leer…allá vamos de viaje solos!
Sobre estar solo
En realidad, no estarás solo todo el viaje. Vas a conocer gente, te guste o no. Ya sean vendedores de tickets de bus que se animan a charlar contigo u otros viajeros. De tus ganas dependerá cuánto charlas con ellos y los conoces.
A pesar de ello, estar solo debe gustarte, si no, ni te lo plantees.
No siempre es fácil
Tendrás días buenos y malos (posiblemente muchos más buenos que malos), y en los malos quizá te encierres un poco en ti mismo y te sientas frustrado. No te preocupes, esto va con la pesonalidad de cada uno. Cuando eso me pasa, disfruto mucho más el día que es bueno: lo valoras de una forma muy distinta y positiva.
Siempre será un poco más caro que viajar con gente
Por lo general, no compartes los costes de taxis y tuk-tuk, pagas más por habitaciones de hotel o guest houses…
¿Lo bueno? Que a veces compartes costes. ¿Cómo? Pues es muy simple: llegas a una estación de tren o de bus y hay otros viajeros. Preguntas a dónde van y si quieren compartir el taxi o el tuk-tuk. Y listos: compartes el coste y además has conocido gente que siempre, y sin excepción, te aportan algo. Aunque sea una conversación de 5 minutos.
«HACERLO ES»
más que una forma de viajar, una experiencia vital
Te conocerás a ti mismo, conocerás a las personas con las que te encuentres con una percepción nueva del mundo… y tienes que asumir que te va a cambiar la vida.
Razones para viajar solo
Porque viajando solo conoces a personas como éstas
Y cuando digo conoces, me refiero a conocer de verdad: a tomar té en sus casas, a andar con ellos de camino al trabajo conversando…
CONOCER GENTE
— Una de las cosas que más me gusta de este tipo de viajes es que se conoce a mucha gente, y se la conoce de una forma muy especial.
Sean locales u otros viajeros, la forma en la que entablarás conversaciones en diferentes idiomas con gente desconocida es algo que formará parte de tu nueva forma de viajar.
Gente local – Muy posiblemente, la mayoría de las conversaciones con gente local empezarán por su iniciativa y curiosidad. Durante mis viajes siempre se me han acercado personas interesadas en saber quién soy, cómo me llamo, si estoy casado y tengo hijos…
Especialmente en la India, la curiosidad de la gente local con los extranjeros es apasionante. Y también ligera: a veces la conversación se extiende durante largas horas de un viaje en tren, otras te invitan a su casa a comer, y algunas otras finalizan en apenas unos segundos, con una sonrisa y un cordial «hasta la vista». Todas las formas son muy bonitas de experimentar, y sin duda es uno de los aspectos más agradables. He conocido algunos viajeros occidentales con los que bromeando me decían: «estando de vuelta en casa ya no me sentía una super-star!». Hacían referencia al hecho de que estando en países en los que la curiosidad es intrínseca a su forma de ser, la atención que te profesan es muy alta. Estando de vuelta en casa…¿a quién detienen y se interesan por él en el Paseo de Gracia de Barcelona…? ¿alguien os ha invitado a tomar un té en plena calle para charlar con vosotros sobre vuestro país, vuestra gente, vuestra vida? Quizá en alguna ocasión, pero viajando solo esto será más que común: será diario.
Otros viajeros – Algo que también te llevas de irte solo de viaje es conocer a otros viajeros e intercambiar experiencias y consejos.
Todo dependerá de tu tipo de viaje. Los hay que simplemente se desplazan por zonas exclusivamente locales y no conocen más extranjeros. Los hay que se hospedan en algunos hoteles o «guest houses» y conocen a otros viajeros como ellos.
Si vuestro caso es el primero, estaréis emocionantemente en el escenario de la gente local. Si es el segundo, es también una experiencia que enriquece, y mucho.
Los salones y entradas de las «guest houses» son escenario ideal para cervezas tardías, cigarrillos interminables y conversaciones enriquecedoras e interesantes. Desde consejos de tu próximo país, hasta reflexiones vitales que muchos de nosotros sólo nos planteamos viajando, estas conversaciones suelen ser amables y apasionadas. Posiblemente porque muchos de nosotros, y relacionado con un punto posterior de este mismo artículo, nos conocemos a nosotros mismos de una forma muy especial cuando viajamos solos.
De momento, y como yo combino los dos tipos de estancias (en sitios remotos y otros turísticos), no ha habido ni un sólo viaje en el que realmente haya estado «solo» todo el viaje. Siempre conoces a gente, te añades a un grupo que está charlando, y luego te vas a dormir y no vuelves a verlos más. Con otros compartes algún día o dos, y luego os separáis…La gracia está en sentirte a gusto. Si compartís camino y os apetece, perfecto; si no, encantado de conocerte, y hasta luego.
Hay una cierta belleza en esto de conocer gente de viaje solo: la forma en la que te conoces a tí mismo y percibes el mundo que te rodea hace que enfoques las relaciones de una forma muy distinta. Más humana, más real, más apasionada, y sí, también más realista.
Conocerte a ti mismo

La soledad es la quinta-esencia del auto-conocimiento humano. Una contradicción que se refleja en las prácticas de meditación tan en voga en Occidente
CONOCIMIENTO
— Y no lo es porque te vuelvas más inteligente. Lo es porque estás más abierto. «Open minded» es la expresión en inglés, que creo que lo define mejor que su versión en castellano.
La soledad hace que percibas tu mundo y el que te rodea de una forma distinta. Y esa percepción hace que te percibas a ti mismo de una forma nueva.
¿El resultado? Por decirlo simplemente: si te conoces a ti mismo, eres capaz de conocer a otras personas. Pero conocerlas «de verdad». Ese conocimiento que te hace percibir las miradas, los gestos, los deseos y las frustraciones de las personas que tienes delante de una nueva forma, más sincera.
Para mí el símil es el amor. Si uno no es sincero y honesto consigo mismo, es imposible que sea capaz de amar con plenitud. Si no te aceptas como eres, no podás aceptar a quien te rodea.
Viajar solo es una experiencia que te regala momentos de soledad, y momentos con gente. De unos momentos sacas paz (cuanto menos, yo), y de los otros sacas conocer a gente diversa. Los procesos de conocimiento propio y ajeno en todas esas situaciones van remoldeando tu mente de una forma que te aligera de muchas cargas que tu mundo y tu sociedad te han estado inculcando.
Hace años, casi sentía vergüenza de asumir, decir y reclamar, que quería una vida libre de tensiones, de estrés, de obligaciones superfluas, de responsabilidades no buscadas. Leed aquí: trabajo, familia, relaciones infructuosas…
Hoy me siento orgulloso de decir que quiero para mí una vida liberada de esos pesos. Lo consiga o no, el hecho de intentarlo, de haber puesto todo mi empeño y «vida» en ello, hace que me sienta caminando el camino que me he marcado.
Sí, a veces te equivocas de camino, pero en mi caso, cuando eso me sucede, simplemente, miro el mapa, veo dónde me he equivocado, desando un poco de camino, y tomo el camino de la derecha, y no el de la izquierda… O mejor aún, pregunto a la primera persona que veo. Son sólo formas de conocimiento, y también de enfocar la vida. Nuestra vida, porque sí, es nuestra. Así que tomémosla y enfoquémosla como más nos apetezca. Sólo tenemos una… ¿la malgastaremos en un trabajo que odiamos? Quizá no nos toca otra, yo sólo digo que intentemos algo distinto. Al menos no nos quedaremos con el «¿y si hubiera…?».
Una nueva visión del mundo
¡Ay! Este mundo… ¡tan bello y tan feo al mismo tiempo!
Amor-odio por un mundo en continuo declive y evolución.
TU MUNDO
— Al igual que tu vida, éste es tu mundo, y no otro. Y ahora viene la parte interesante: hay mil mundos dentro de éste. Marcharte solo te permite tener la serenidad de percibir los tiempos, las personas y los lugares de una forma que no es posible viajando en grupo o simplemente acompañado.
Es mi humilde y sincera opinión. Y aquí la desarrollo.
Lo queramos o no, el tiempo que pasamos en nuestras tierras natales antes de ser emocionalmente maduros e independientes, nos marca. Nos define un ámbito cultural por medio del cual nos relacionamos y nos movemos por el mundo. Eso, en cierta forma, hace que seamos de forma agregada como somos por regiones, por países, por culturas…
Cuando viajas solo, eso cambia, te alimentas de las otras formas de hacer las cosas, de las otras culturas, en un intercambio continuo que te enriquece y te va amoldando a una nueva forma de relación que te parece más honesta contigo mismo, y con el mundo.
Percibes aquellos detalles de tu alrededor que antes te pasaban por alto o simplemente omitías. En definitiva, ves las cosas de una manera distinta.
Esto incluye un sinfín de cosas: cómo se organiza un país, cómo gestiona ese país la pobreza, las relaciones, la cultura, el orgullo, la frustración… Todo ello te da una nueva visión del mundo. Ya no hay «un» mundo, hay «varios» mundos. Y se abre ante ti una oportunidad nueva: tu camino lo escoges tú.
La percepción del mundo es algo que te condiciona en el sentido de cómo valoras y sientes aquello que ves. Y estar solo de viaje te da una serenidad creciente comparable a pocas cosas en la vida.
En la India, por ejemplo, he podido ver a gente con malformaciones congénitas en sus piernas, arrastrarse por el suelo (lleno de suciedad), pidiendo limosna. La escena, os lo aseguro, era casi kafkiana. Corrían con los brazos usándolos como piernas arrastrándose por el suelo detrás de dos monjes budistas en Bodhgaya, que acudían a rezar al templo. Los monjes no les dieron limosna, pero ellos, y esto es lo importante, sonreían. Os imagináis a alguien en el Paseo de Gracia de Barcelona en esas condiciones, arrastrándose por el suelo con los brazos por tener las piernas deformes y no tener dinero para pagar una silla de ruedas, sonriendo? Yo no. Una persona en ese lugar y en esas condiciones estaría literalmente, amargada. Sentiría que su vida es inútil, que no «sirve» para nada. Ver ese tipo de situaciones hace que te plantees muchas cosas, o mejor aún, que dejes de planteártelas. Se es lo que se es, y no se es más. Y hay que vivir con ello. Ahora, ¿viviremos con ello en la frustración y tristeza, o seguiremos relacionándonos con normalidad?
Sé que es fácil decirlo, pero os aseguro que ver esas situaciones, al igual que muchas otras menos gráficas y que no os cuento por no extenderme demasiado, cambia la forma en la que ves y percibes el mundo. La forma en la que vives en él. Y a mí personalmente, me encanta.
REFLEXIONES FINALES
— Si todavía no te has convencido, te diré algo: viajar solo no sólo va a cambiarte la vida, si no que además te va a dar una vida nueva. Es toda una experiencia que aquí he intentado compartir contigo desde mis vivencias. Espero que cuanto menos, si alguien se decide a hacer uno de estos viajes por su cuenta, piense un poco en este artículo.
Un abrazo y ¡disfrutad de vuestros viajes!
Teresa dice
Hola,
tu blog es muy chulo y he disfrutado leyéndolo y viendo fotos bonitas.
Yo creo que el viajar solo tiene la gran ventaja que te obliga a interaccionar con las personas desconocidas que te vas encontrando. Cuando vas acompañado, no sientes esa necesidad imperiosa de relacionarte y esto provoca que los viajes sean quizás menos interesantes y superfluos a nivel de conocimiento social.
Sigue adelante con el «voyage»!!!