[et_pb_section admin_label=»section» global_module=»18388″ fullwidth=»on»][et_pb_fullwidth_post_title global_parent=»18388″ admin_label=»Título de publicación de anchura completa» title=»on» meta=»off» author=»on» date=»on» categories=»on» comments=»on» featured_image=»on» featured_placement=»background» parallax_effect=»off» parallax_method=»on» text_orientation=»center» text_color=»light» text_background=»on» text_bg_color=»rgba(173,173,173,0.28)» module_bg_color=»rgba(255,255,255,0)» title_all_caps=»off» use_border_color=»off» border_color=»#ffffff» border_style=»solid» title_letter_spacing=»6px» custom_padding=»450px|||» custom_padding_tablet=»250px|||» custom_padding_phone=»55px|||» custom_padding_last_edited=»on|phone»] [/et_pb_fullwidth_post_title][/et_pb_section][et_pb_section admin_label=»Sección» transparent_background=»off» allow_player_pause=»off» inner_shadow=»off» parallax=»off» parallax_method=»off» padding_mobile=»off» make_fullwidth=»off» use_custom_width=»off» width_unit=»on» custom_width_px=»1080px» custom_width_percent=»80%» make_equal=»off» use_custom_gutter=»off» fullwidth=»off» specialty=»off» disabled=»off»][et_pb_row admin_label=»Fila» make_fullwidth=»on» use_custom_width=»off» width_unit=»on» custom_width_px=»1080px» custom_width_percent=»80%» use_custom_gutter=»off» gutter_width=»3″ padding_mobile=»off» allow_player_pause=»off» parallax=»off» parallax_method=»off» make_equal=»off» column_padding_mobile=»on» parallax_1=»off» parallax_method_1=»off» parallax_2=»off» parallax_method_2=»on» parallax_3=»off» parallax_method_3=»on» parallax_4=»off» parallax_method_4=»on» disabled=»off»][et_pb_column type=»4_4″][et_pb_post_nav admin_label=»Navegación por los mensajes» in_same_term=»on» hide_prev=»off» hide_next=»off» prev_text=»%title» next_text=»%title» module_class=»PostNavigationLinks» title_font=»Lato||||» title_font_size=»18px» title_letter_spacing=»0px» title_line_height=»1em» use_border_color=»off» border_color=»#ffffff» border_width=»1px» border_style=»solid» disabled=»off»] [/et_pb_post_nav][/et_pb_column][/et_pb_row][/et_pb_section][et_pb_section admin_label=»Sección» transparent_background=»off» allow_player_pause=»off» inner_shadow=»off» parallax=»off» parallax_method=»off» padding_mobile=»off» make_fullwidth=»on» use_custom_width=»off» width_unit=»on» custom_width_px=»1080px» custom_width_percent=»80%» make_equal=»off» use_custom_gutter=»off» fullwidth=»off» specialty=»on» parallax_1=»off» parallax_2=»off» parallax_method_1=»off» parallax_method_2=»off» disabled=»off»][et_pb_column type=»3_4″ specialty_columns=»3″][et_pb_row_inner admin_label=»Fila» padding_mobile=»off» use_custom_gutter=»off» make_equal=»off» column_padding_mobile=»off» parallax_1=»off» parallax_method_1=»on» parallax_2=»off» parallax_method_2=»on» parallax_3=»off» parallax_method_3=»on» disabled=»off»][et_pb_column_inner type=»4_4″ saved_specialty_column_type=»3_4″][et_pb_text admin_label=»Texto» background_layout=»light» text_orientation=»left» use_border_color=»off» border_style=»solid» disabled=»off»]
Europa y los refugiados sirios
Algo ha causado mella en Europa estos últimos días.
Y la mella la han causado miles de refugiados principalmente de Siria.
Creo que la realidad es que no fue la fotografía del niño muerto en la playa. Eso causó mella en el mundo, como tantas otras fotografías que suelen impactar la consciencia de todos durante unos días.
Tampoco fue la policía de Hungría, o la macedonia o la serbia, lanzando gases lacrimógenos a quienes intentaban escapar de bombas, represiones o conflictos armados (también de vidas menos livianas que las que tenemos en Europa) en sus países de origen.
Tampoco la intención de internarlos en campos de concentración allí donde no pretendían quedarse.
No. Creo que lo que ha causado mella en estos días son la incapacidad manifiesta de los poderes públicos de operar, y la lección de determinación de padres, hijos y emigrantes de seguir su camino. Simplemente «seguir».
Durante días los ministros, premieres o gabinetes de media Europa (ni tan sólo toda…) se han ido reuniendo debatiendo cómo intentar llegar a un consenso para decidir cómo actuar con la crisis.
Y remarco, porque parece un tanto rocambolesco: «debatiendo cómo intentar llegar a un consenso para decidir cómo actuar con la crisis».
Me ha recordado de forma muy vivaz las situaciones descritas por Saramago en su «Ensayo sobre la lucidez».
Grupos de políticos electos (en supuestas democracias representativas) sentados en mesas y palacios decidiendo nada sobre todo, aplazando eternamente incluso la descripción de la realidad: que había miles de personas no ya llegando a las fronteras, no ya pidiendo volar a sus aeropuertos, sino andando ya por sus calles, por sus carreteras.
Esos refugiados estaban ya en sus ciudades cuando todavía estaban intentando decidir si eso era una realidad o no. Si era un problema que tendría tal o cual magnitud. Si a uno le tocaban 10.000 ó 800.000 refugiados de un volumen que los ciudadanos de suelo raso calculábamos a ojo viendo las imágenes de los noticiarios: ríos de gente andando por Budapest rumbo a la frontera, o por las autopistas.
Estoy convencido que a alguien se le pasó por la cabeza cobrarles peaje. Naturalmente la consciencia humana desechó esa idea de inmediato (o la consciencia del ridículo), pero me jugaría una mano a que a alguien se le pasó por la cabeza (inevitablemente me vuelven a la cabeza los personajes de Saramago…).
Lo que ha causado mella en Europa es la incapacidad manifiesta (como tantas otras veces anteriormente), de los llamados «poderes públicos».
Tanta mella ha causado, tanta vergüenza, que al llegar finalmente a sus destinaciones soñadas (veremos si el tiempo les verifica el sueño de Europa), muchos ciudadanos han tenido que salir de sus casas a compensar la decepción que ellos mismos han sentido con sus gobiernos y con los otros gobiernos (especialmente el de Hungría).
Las imágenes de niñas alemanas regalando caramelos, zapatos o lápices a niños que llegaban tras semanas de viaje, hablan por sí solas.
Como hablan las imágenes de ciudadanos húngaros, en la estación donde los refugiados sirios estaban bloqueados, dándoles comida, entretenimiento…o las personas que se agolparon en la puerta de la estación de Budapest con carteles de «disculpas».
La situación es tristemente similar a la que se puede vivir en España. Sí. Como también en Calais en Francia o en cualquier otro punto de contacto con la inmigración.
Es cierto que en este caso es especialmente manifiesta la presencia de refugiados, más que de «inmigrantes económicos» como les llaman, pero creo que lo que hace que esta crisis sea distinta (como también ha sucedido tantas otras veces), es la dimensión y la exposición mediática.
Si 300 refugiados hubieran iniciado la marcha por las carreteras de Europa, iniciando su periplo desde Siria, no hubiera sucedido nada de esto.
Si no hubieran habido cámaras enfocando a niños cargados con mochilas más grandes que ellos, o madres cargando a niños a cuestas y mochilas también más grandes que ellas al mismo tiempo…no sé hasta dónde hubiera llegado la consciencia europea.
Por eso creo que eso mismo está sucediendo ahora mismo en muchos otros lugares de Europa: Ceuta, Melilla, Grecia, Turquía, Calais…¿son ésas, crisis menores?
En tamaño, sí, sin duda. Pero implican la misma situación. Y lo que resulta triste es saber que si hubieran sido menos en número, la situación no se habría desarrollado como lo ha hecho.
Así somos en Europa.
En definitiva, lo que ha demostrado (de nuevo) esta crisis, es que los ciudadanos estamos muy por delante de los políticos.
Estamos por delante en resolución (a pequeña escala).
¿Se debate sobre si debemos o no ir al mercado, comprar manzanas o abrigos, y llevarlos a la gente que está llegando hambrienta y sin equipo para vivir aquí?
No. Se va al mercado, se compra con lo que nos sobra, que es mucho, se va a recibir a la gente y se le da lo que decides darle según tus posibilidades.
Estamos por delante en determinación, como los refugiados están muy por delante nuestro en este aspecto.
Si te bombardean la casa, si sientes que tu vida está en riesgo, te echas a andar, navegar o dejas que te conduzcan sin garantías por medio continente.
Si te bloquean el paso en uno de los supuestos países que teóricamente debería acogerte, te echas a andar por sus calles y les dices a gritos que «por favor no te hagan daño», que sólo «quieres llegar al corazón de Europa».
¿Se debate sobre la cuota que te toca recibir de esta ingente masa de gente? ¿Debe regirse dicha cuota por el PIB? ¿¿¿Por la tasa de paro???
No. Te preguntas si te sobra espacio (o incluso si del espacio que no te sobra quieres dedicar una parte a ayudar a alguien) y lo ofreces.
Como ha sucedido con las cadenas de hogares ofrecidos por ciudadanos.
Muchas lecciones hemos recibido estos días en Europa.
Y las lecciones las han dado los mismos refugiados y los ciudadanos.
Los gobiernos mientras tanto… unos siguen lanzando bombas, y los otros siguen debatiendo sobre cómo enfocar el debate y la dimensión del problema…
Amigos, bienvenidos a Europa.
Jaume Vaquer Sánchez
[/et_pb_text][/et_pb_column_inner][/et_pb_row_inner][/et_pb_column][et_pb_column type=»1_4″][et_pb_sidebar admin_label=»Barra lateral» orientation=»right» area=»sidebar-1″ background_layout=»light» disabled=»off»] [/et_pb_sidebar][/et_pb_column][/et_pb_section]